lunes, 14 de enero de 2008

LA INDUSTRIA CASTELLANA EN LA EDAD MODERNA


Al hilo del tema impartido en clase durante la pasada semana, me ha parecido interesante hacer referencia al estado de la industria castellana a lo largo de la Edad Moderna. Como sucede con la producción agraria, la expansión industrial castellana se detiene en las últimas décadas del siglo XVI. Las causas de esta decadencia industrial son varias:
- Contención del crecimiento agrario.
- Presión fiscal que encarece los artículos de subsistencia de los menestrales repercutiendo en el alza de los salarios.
- Protección del consumidor sobre el productor.
- Conflictos entre los artesanos y los mercaderes hacedores de paños.
- Fuerte inflación de los precios por las manipulaciones monetarias.
Además, habría que añadir para cada sector industrial otros elementos que condicionarán su desarrollo.
La propia organización industrial contribuyó a la crisis productiva del sector. Los gremios, que en el siglo XVI habían mantenido un elevado nivel de producción y de calidad, pasarán a convertirse en el siglo siguiente en una rémora para el desarrollo normal de la industria. Estaban demasiado cerrados a las nuevas técnicas y a las necesidades del mercado, por lo que no pudieron hacer frente a la competencia exterior. Por otro lado, el desarrollo industrial al margen de los gremios no consiguió cuajar en Castilla por completo, al contrario que ocurrió en Europa, donde la ruptura corporativa se realizó a través del putting- out- system, es decir, mediante la distribución del trabajo industrial por un mercader- fabricante que posteriormente comercializa el producto. Con todo esto, no debemos olvidar algo fundamental: que el capital comercial controlaba el proceso productivo y en los momentos de crisis económica sus poseedores los transferían hacia actividades más rentables. En Cataluña, por el contrario, el proceso de reorganización industrial es más parecido al europeo. Aquí todos los empresarios gremiales de la lana recurrieron a la mano de obra rural ya desde la primera mitad de siglo, tendencia que a partir de 1683 parece estar consolidada.
A finales del siglo XVII, la Corona realiza un gran esfuerzo para incentivar el desarrollo industrial del país. Para ello, lleva a cabo medidas como: otorgaron a los artesanos que se instalaron en España franquicias en la adquisición de materias primas y en la venta de sus manufacturas, sin tener que abonar los derechos de alcabalas y unos por ciento. Además, en 1683 una Real Cédula prohibió los embargos de telares, tornos u otros utensilios por deudas civiles. Por otro lado, en 1677 y en la década de 1680 la legislación aragonesa suprimió la incompatibilidad entre la manufactura y la nobleza, medida que también entra en vigor en Castilla con la pragmática de 13 de diciembre de 1682.
Con o sin ayudas del estado, empieza a percibirse la recuperación industrial en algunos sectores. El establecimiento en Castilla entre 1680 y 1691 de diversos artífices, en su mayoría de origen flamenco e italiano, seguidos de franceses y, en menor escala, de ingleses, especializados en la manufactura de géneros textiles y de artículos de lujo, debió de influir en este sentido. No obstante, el fomento industrial en Castilla tropezó con un obstáculo insalvable para su desarrollo en la mayoría de los casos: el boicot a que fueron sometidas las manufacturas de estos fabricantes por los mercaderes, interesados en adquirir géneros de fuera más baratos, ya que así obtenían mayores beneficios.
Al margen de esto, hay que señalar que la pañería y la sedería en la Corona de Castilla lograron recuperarse, más en las regiones periféricas que en las del centro, aunque aquí también se produjo una cierta revitalización.
Por lo que respecta a la Corona de Aragón, la industria de paños de Zaragoza, gracias a algunos maestros catalanes que aportaron sus conocimientos tecnológicos y su experiencia, así como a las medidas proteccionistas impuestas en los años setenta, especialmente contra los géneros fabricados en Francia, consiguió remontar la crisis de comienzos del siglo XVII.
Frente a este panorama, la extracción de mineral de hierro no logra superar en el reinado de Carlos II la prolongada etapa de decadencia que se inicia a comienzos del siglo XVII, asociada con la interrupción del comercio con los Países Bajos durante los años 1621- 1659 y la competencia de los hierros europeos, a pesar del aumento de las necesidades militares de la Monarquía. La decadencia de la siderurgia en el País Vasco a finales del siglo XVI se manifiesta en la disminución del número de ferrerías, más acusada a partir de 1658. Este descenso debe relacionarse con un reajuste industrial en la región.
Por último, otro sector que atravesó varias etapas de progreso y declive, estrechamente vinculado al comercio americano y a la demanda militar, fue el de la construcción naval. A pesar de esto, continuó construyendo buques de gran calado para la Carrera de Indias y otros de menor envergadura para la actividad corsaria y el comercio de cabotaje. La marina española muestra una creciente dependencia de los astilleros flamencos, no superada hasta el siglo XVIII.

Bibliografía: Sánchez Belén, J. A.: Los Austrias Menores: La Monarquía española en el siglo XVII, Historia de España, Historia 16.

Iciar Fernández Rodríguez

1 comentario:

nuria dijo...

Buenas tardes Iciar:
Me atrevo a hacerte un breve comentario sobre lo que analizas en este blog debido a que he estudiado el tema en profuncidad,pues mi trabajo de grupo versa sobre la Protoindustria y concretamente sobre el siglo XVII en Castilla.
He de señalar que en la España de esta centuria tan crítica si se van a ir introduciendo las nuevas formas de producción, quizás no las técnicas pero si las formas, muestra clara de ello es la evolución de la industria doméstica (similar al putting-out system).
Es cierto que se van a introducir de una manera lenta y progresiva, como también lo es que dicho echo solo se aprecia en los estudios más actuales del tema.

Saludos.
Nuria Bezos.