domingo, 30 de diciembre de 2007

Economía e historia del Arte 3: George Clive y su familia




Título: George Clive y su familia con una criada india.
Autor: Sir Joshua Reynolds.
Fecha: hacia 1765.
Medidas: 140x171 cm.
Lugar de Conservación: Galería Estatal de Pintura de Berlín-Dahlem.

Este magnífico cuadro, espejo claro de toda una época y una forma de vida, es muy poco conocido por el gran público. Dos adultos, una niña y una criada. Sir Joshua Reynolds (1723-1792), el autor de este cuadro, era el retratista predilecto de la clase alta inglesa de la época; con sus equilibradas composiciones lograba transmitir una sensación de orden, tradición y conciencia de clase que tanto agradaba a la clase nobiliaria.

Pero, si bien este es un retrato de familia, el cuarto personaje que se incluye en la representación destaca entre los restantes: no era corriente incluir al personal de servicio en los retratos de familia; comparándolo, por ejemplo, con el cuadro de Goya de La familia de los duques de Osuna, pintado en el año 1788, el espectador se da cuenta de que la presencia de la esclava es muy poco habitual dentro de este tipo de cuadros. El pintor representó a la niñera, pero la rebajó ostensiblemente frente al resto de los personajes: los padres y la niña están de pie, mientras que ella aparece arrodillada y el padre mira a su mujer y a su hija, la niña y la madre miran al espectador, mientras que la criada baja la vista, indicando todos estos rasgos su inferior estatus social y su sumisión a la familia que sirve. Si hubiera sido blanco, seguramente no hubiese sido pintada junto a sus amos; eso era habitual en las casas nobiliarias, no representaba un signo de estatus social superior. Pero nuestro personaje en cuestión era india. Lleva adornos indios, y no solo su vestido, sino también el de la pálida niña, de seda, con brazaletes y velo, atestiguan que la lejana India desempeña un papel en la vida de la familia.

El siglo XVIII fue el siglo de la Ilustración, de los inicios de la industrialización y de la Revolución Francesa, pero también fue el momento en el que Inglaterra llegó a ser la primera potencia europea, tanto política como, en buena medida, comercial. Los capitanes y los comerciantes se enriquecieron y transformaron la rígida sociedad: a las viejas familias aristocráticas de terratenientes se sumaron los que se habían enriquecidos en tierras lejanas. Los Clive, protagonistas de nuestro cuadro, habían progresado socialmente gracias al comercio con las colonias y los cargos que desempeñó el cabeza de familia allende los mares. Cuando este cuadro se pintó en 1765, durante el reinado de Jorge III, la corona inglesa no aspiraba aún a convertir la India en una colonia; la idea de Imperio Indio no llegaría hasta el gobierno de la célebre reina Victoria I, que llegó a ser nombrada Emperatriz de la India. El comercio de la India corría a cargo del Estado: la reina Isabel I de Inglaterra había concedido el monopolio a la Compañía de Indias Orientales en el año 1600 y sólo esta sociedad podía hacer negocios en la India y entre Inglaterra y aquellas lejanas tierras. Para defender los establecimientos comerciales y a los príncipes indios aliados de sus intereses que gobernaban en el territorio, la Compañía de las Indias Orientales mantenía un ejército propio, que protegía un número cada vez mayor de territorios y ejercía un control creciente sobre el comercio interior asiático. Casi diez años después de que se pintara esta cuadro, en 1773, esta empresa comercial de carácter estatal pasó a estar bajo el control parlamentario.

La joven de tez oscura que aparece no era una esclava, pero pertenecía a una casta a la que los señores indios y los comerciantes ingleses trataban como si fuera de su propiedad. Los europeos consideraban la India como la tierra de la aventura y el dinero, donde los ingleses podían hacerse increíblemente ricos a corto plazo, adquirir fama y medrar socialmente. También les era posible llevar un tren de vida que en Londres no se habrían podido permitir nunca: no era inusual que hubiera 100 criados en una casa, entre ellos un peluquero particular, un fabricante de pelucas y un grupo de porteadores de silla de mano, mientras que en Londres hubiera sido muy difícil para ellos llegar a entrar en la Corte en la rígida y exclusiva sociedad londinense.

Obviamente, con los honorarios fijados por la Compañía de las Indias Orientales no se podía pagar este nivel de vida. Eran los ingresos particulares los que proporcionaban riqueza. Los generosos sobornos ofrecidos discretamente por los comerciantes y los señores lograban seducir a los empelados para que trabajaran en su propio interés y no en beneficio de la sociedad: “La corrupción, el desenfreno y la falta de principios dominan a los empleados”, escribió Robert Clive sobre Calcuta. El mal ejemplo constante de los ingleses los ha vuelto “codiciosos y derrochadores más allá de lo imaginable”. Esta situación no se debía solo a la existencia de numerosas tentaciones, sino también al tipo de viajeros que llegaba a la India. Quien gozaba de una buena posición en la sociedad inglesa no se embarcaba ni se arriesgaba en empresas en países lejanos. Únicamente aquellos que no creían posible hacer carrera en Londres se lanzaban a los desconocidos. El protagonista masculino de nuestro cuadro, George Clive, es un gran ejemplo de esto.

George Clive procedía de la clase media menos favorecida. Su padre era pastor rural y director de escuela. Podemos suponer que George logró poco éxito profesional en Inglaterra, pues ya tenía treinta años cuando se documenta su marcha a la India en 1755, una edad en la que, en la época, ya no era joven. Según se dice, volvió enriquecido al cabo de cinco años, se construyó una mansión cerca de Londres, consiguió un escaño en el parlamento gracias a las influencias de su primo Robert Clive, otro aventurero y protegió desde allí los intereses de Robert en la lejana India. Murió en 1779 sin que se sepa mucho más de él.


Volviendo al cuadro, en un retrato de familia era importante mostrar el rango de cada miembro y las relaciones entre ellos. Normalmente, el esposo aparecía de pie por encima de la esposa sentada, lo que simbolizaba su papel de cabeza de familia, pero en el retrato de los Clive no es así, ya que ambos cónyuges están de pie, probablemente por razones de simetría. La niña, en cambio, está en una posición inferior, pero por encima de la criada, que es la que figura más debajo de acuerdo con su clase social. Sin embargo, el rostro de la india ocupa exactamente el centro del cuadro, un lugar importante. Una radiografía ha mostrado que se trata en realidad de dos lienzos que se unieron; dado que el formato de 140x171 centímetros era demasiado grande, es posible que se pensara primero en un cuadro con la madre, la hija y la criada, y que se complementara más tarde con el retrato del esposo. A simple vista no se puede apreciar, empero, pero esa es la razón de la posición tan inusual de la criada en este cuadro: debió ser la ampliación del cuadro la que desplazó a la criada al centro.
Bibliografía:
"What great painting say:masterpieces in detail, volume III", Rose-Marie & Rainer Hagen, Taschen, 1st edition, 1997.
"Historia Moderna Universal", Alfredo Floristán (coord.), Ariel, 1ª edición, 2005.
Rocío Martínez López.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Agricultura en la Edad Moderna (I)

Características generales:

- La agricultura es el sector económico más importante de la Edad Moderna con tasas de ocupación que van desde el 70% en Inglaterra o Países Bajos al 95% en Polonia o Lituania. Así, el resto de sectores dependerán de esta actividad; es el caso del comercio (cereales de Holanda especialmente), el sector textil, la Iglesia, cuyo principal ingreso era el diezmo...


- Se trata de una agricultura de base cerealista. Esta polarización se debe a cuestiones de índole racional, pues los cereales eran el principal producto alimenticio, y a cuestiones psicológicas pues otros cultivos como la patata o el maíz eran considerados poco dignos. En consecuencia, se trata de una agricultura que tiende a ser extensiva y de monocultivo.

- Existe un marcado desequilibrio respecto a la ganadería por la inexistencia de regímenes mixtos. El ganado se empleaba como fuerza mecánica y para la producción de lana; no como alimento. Por otra parte, el aumento poblacional obligó a poner en cultivo nuevas tierras como pastizales, poco aptos para esta actividad. Podemos concluir de este último apunte que la agricultura dependerá de las oscilaciones demográficas.

- Se trata de una agricultura escasamente tecnificada (utillaje de madera) y que prácticamente carece de abonos. Igualmente no se extendieron sistemas de rotación que mejorasen la productividad de la tierra y la propiedad se va a ir privatizando en detrimento de las tierras comunales.

- La agricultura fue incorporada a los sistema capitalistas. El agricultor, desde ahora, va a desear, cada vez más, convertir su producción en dinero. Este dinero está progresivamente más presente en la actividad por el alza de precios y la afluencia de oro y plata.


Tendencias de la producción:

Podemos decir que el siglo XVI es un siglo de expansión agrícola por el crecimiento de población y, en consecuencia, de mano de obra; por el aumento del stock monetario y por la existencia de mercados financieros (capital importancia de las letras de cambio). Polonia era el granero de Europa y, por la intervención de los holandeses, sus cereales llegarán a Francia e incluso a España.

La crisis que se produjo en la agricultura del siglo XVII se debió al descenso demográfico, a las constantes guerras que asolaron el territorio europeo y al descenso de las temperaturas en varios grados. Sin embargo, en zonas como Inglaterra, Países Bajos, cornisa cantábrica, Norte de Italia y algunas regiones galas, el siglo XVII fue un siglo de reajustes y acomodación.


Modelo agrícola holandés:

Se trata de una agricultura tecnificada y con un marcado carácter científico. La agricultura holandesa se va a beneficiar de los llamados "Polders", terrenos que eran inundados para después ser desecados mediante un complejo sistema de molinos hidraúlicos. Igualmente va a emplear, de forma más importante que otras zonas europeas, los abonos y la eficacia de los arados será mayor. Así, los rendimientos serán muy altos y en algunos casos alcanzarán la relación de 1 a 11.
En algunos casos se va a desarrollar una agricultura intensiva por la existencia de ganadería estante, con cultivo de nabos, trébol, lino, avena...cultivos, muchos de ellos, ricos en nitrógeno, que contribuyen a la renovación de la tierra y a mejorar la productividad. En los Países Bajos encontrarán más beneficioso el comercio con el cereal polaco que el cultivo provio de éste.

Todas estas características se dan a partir de 1550, haciendo del modelo agrícola holandés, un modelo bastante propio y peculiar.

Javier Álvarez García

jueves, 6 de diciembre de 2007

EXPOSICIONES

Grupo protoindustria:

El trabajo que realiza este grupo se centra en los inicios de la industria en la monarquía hispánica. Respecto a este tema, la idea principal que han obtenido es que existía una pequeña industria escondida tras la actividad monopolizadora de los gremios. Sus estudios se centran en Castilla, los cuales comparan con Aragón e, incluso, con algunos países europeos.
Han dividido su trabajo en cuatro partes:
· Historiografía: las fuentes hablan de los gremios y de la burguesía comercial. Además, la historiografía habla de la industria de forma indirecta.
· Siglo XVI: en esta parte del trabajo se analizan los antecedentes, que se encuentran en los inicios de la Baja Edad Media (siglo XIII). En este siglo se produce una innovación muy importante, la llamada “industria a domicilio”, la cual es el origen de la protoindustria. Por último, cabe destacar que la sociedad, la mentalidad y el comercio va ligado a la protoindustrialización.
· Siglo XVII: Se pretende dar una visión general comenzando por una fluctuación y caída de precios hasta llegar a su recuperación, ofreciendo las reformas para llegar a esta solución. Este periodo se puede calificar de inestable, pero hay que dejar claro que no se da una crisis continuada. La decadencia se ve plasmada en la rígida organización gremial. Se crea cada vez una mayor especialización en los gremios.
· Comparación entre Inglaterra y Castilla: en este apartado, se dan dos fases:

*Estuardo: es un momento de retroceso. Se da una escasa inversión, escasa especialización, no hay una intervención técnica y hay una escasa mano de obra.
*Revolución Comercial: crecimiento de la oferta y la demanda. Más que Revolución Industrial se da una revolución comercial, con un escaso desarrollo tecnológico.

En general, Castilla recorre un camino paralelo al resto de Europa, en un proceso de protoindustrialización lento pero continuo.
Grupo metales:

Este grupo ha variado el índice respecto al que acordaron en un principio. Actualmente, se basan en el siguiente guión:
  • Comercio de metales preciosos.
  • Financiación de Felipe IV, tratando la Hacienda y los banqueros.

Tras llevar a cabo diversas lecturas en relación con el tema tratado, han llegado a las siguientes conclusiones:
- El mercurio se trasladaba desde España a América para obtener el oro y la plata.

- El objetivo de la conquista de América era la búsqueda de minas de oro.

- Fueron muy importantes en América las minas de Potosí, Guanajuato y Zacatecas.

- En cuanto a las monedas más relevantes de estos metales destaca el florín en Florencia y el ducado en Venecia.

- Gran parte del oro y plata que llegaba desde las Indias a España va a parar a Europa por el pago a prestamistas y la financiación de guerras.

- En el estudio realizado sobre Felipe IV se observa una hacienda en una situación difícil y un conflicto entre las distintas autoridades.

- En cuanto a los banqueros, son numerosos los genoveses, alemanes o hacendistas portugueses.

- Es muy importante en el reinado de Felipe IV la figura de Manuel Cortizo.

Grupo comercio americano:

Este grupo ha dividido su trabajo en cuatro partes:
- Organización del comercio americano: la corona pretendió mantener un monopolio sobre este comercio a través de: La Casa de Contratación y el Consulado y el Consejo de Indias.
- Navegación y productos básicos: sobre este punto encuentran información muy especializada. Analizan productos como el cacao, los metales preciosos, etc.
- Mercaderes y grupos de comercio: pretenden centrar este punto en cómo era la vida de un mercader, pero les está costando gran trabajo encontrar bibliografía al respecto.
- Préstamos, riesgo y seguros marítimos: tratarán la piratería, el contrabando, los tipos de préstamos, los tipos de seguros, etc.
Como conclusión, este grupo apuntó que el principal problema que están encontrando es la selección de bibliografía por la enorme cantidad de obras que existen sobre el tema.

Grupo comercio con Europa:

La bibliografía que está empleando este grupo no les causa ningún problema. Han encontrado bibliografía específica para cada siglo. Al igual que otros grupos, este grupo también ha modificado el índice de su trabajo, el cual ha quedado así:
- Metodología e historiografía.
- Siglos XVI y XVI.
- Siglos XVII y XVIII.
Por el momento sus lecturas se han centrado en la crisis que tiene lugar en el siglo XVII y cómo afecta dicha crisis en sus relaciones comerciales con los mercados europeos.
El principal problema que han encontrado es el exceso de bibliografía, centrada sobre todo en el comercio con el ámbito americano.


Grupo precios:

El trabajo realizado por este grupo se divide en cuatro partes:

  • Causas del aumento de precios.
  • Inglaterra.
  • Holanda.
  • Europa.

En cuanto a la bibliografía utilizada, el autor más destacable es Hamilton, el cual puede encuadrarse en la teoría cuantitativa. Llegan a la conclusión de que la inflación en Castilla no es como se ha querido ver. El metal que llegaba a España procedente de América se hacía de curso legal enviándolo a las cecas.
Se debe destacar también que no todos los precios aumentan por igual en los distintos productos. Destaca en el siglo XVI la ciudad de Amberes como centro relevante que comercia con otros países como Portugal, Inglaterra o el Báltico. La inflación producida afectó tanto a la microeconomía como a la macroeconomía.

Grupo fiscalidad:

Respecto a nuestro grupo, podéis encontrar un guión de la exposición de manera mucho más extensa, el cual encontraréis en el Campus Virtual.

Grupo gremios:

El trabajo consta de cuatro partes:

  • Introducción: donde se señala que existen tres tendencias:
    *La historia liberal critica a los gremios.
    *El marxismo y anarquismo, que también los critica.
    *La historia conservadora junto con el fascismo, que resulta beneficiosa para los gremios.
  • Evolución de los gremios en el siglo XVI: tratan las estructuras, los talleres, etc., especialmente en Madrid. La corona intentaba quitar poder a los gremios, pero en la práctica esto no sucedía.
  • Siglo XVII: estudian todo lo relacionado con la sociología, es decir, las fiestas, la religiosidad y la estructura interna. Las cofradías y las hermandades tenían gran importancia. En cuanto a la conflictividad de los gremios, se daba entre los gremios entre sí (por ejemplo, zapateros contra remendones) y dentro del propio gremio.
  • Siglo XVIII: con Carlos III se hace una reforma en los gremios, a través de la Sociedad Económica de Amigos del País. Estas asociaciones no proporcionaron muchas alternativas.

La parte de Europa se centra en Italia: Luca, Bolonia y Venecia, especialmente en el gremio de la seda. En cuanto al papel de la mujer, empeoró en la Edad Moderna. El salario era muy pequeño. Estaban muy limitadas al aprendizaje.

Grupo Países Bajos

Este grupo comenzará a trabajar partiendo de la fecha de 1567, la cual fue muy relevante para Holanda . El trabajo lo han dividido en cuatro partes:

  • Historia política. Holanda se constituirá como una república con una estructura singular. La sociedad será protestante y tendrá mucha importancia la aparición de la imprenta.
  • Vida y cultura. Lo que más les llama la atención es la moralidad de la gente.
  • Comercio e industria. La agricultura será muy importante. El suelo se explota al máximo mediante el uso del abono, el arado metálico, etc. Se publican muchos tratados al respecto. En cuanto al comercio y la industria, han observado que hay una aproximación de la insdustria a los propios puestos de trabajo y también una aproximación de la fábrica a la materia prima. Por último, será importante el perfeccionamiento de la Bolsa, en la que tenían una gran participación los judíos.
  • Confrontación de opiniones entre qué es capitalismo y qué no lo es.

Grupo Fugger

Este grupo está centrado en el estudio de la banca y de la propia familia Fugger. El trabajo está dividido en tres partes:

  • Estudio de la banca de forma particular.
  • Estudio de la banca en general y su evolución histórica.
  • Estudio de la familia Fugger, sobre todo en España y Portugal. Se centra en el personaje de Antonio Fugger. La familia nace en Alemania y se traslada a Habsburgo. Empieza a crecer su riqueza y ante la incapacidad de la familia de sostener tanta riqueza, piden ayuda al clérigo Jacob Fugger. Se dan altibajos, pero las circunstancias hacen que siempre termine aumentando su riqueza.Destacan el hecho de que las cifras no siempre aparezcan en una misma moneda.

Iciar Fernández Rodríguez

sábado, 24 de noviembre de 2007

La fisiocracia

La fisiocracia es un sistema económico muy complejo que predomina durante todo el siglo XVIII. Surge en la Francia de la Ilustración y se extendió por el resto del continente con gran celeridad. La fisiocracia es ya una escuela de pensamiento propiamente dicha, a diferencia del mercantilidmo, y la cosideramos así por la coherencia de sus ideas y porque el grupo fisiócrata actuará de forma unitaria. Este movimiento surgió en Francia porque en este país no se había establecido un capitalismo naciente como en otros países y la agricultura tenía un gran peso en su economía. Pero también hubo razones sociopolíticas para su surgimiento: el reinado de Luis XIV constituyó una época boyante hasta aproximadamente el 1.700, cuando comenzó la crisis. La fisiocracia surgió entonces, en buena medida, como una reacción frente al apoyo que hacía Colbert a la industria.

La fisiocracia revitaliza el valor del producto agrícola como fuente primaria de riqueza. Al contrario del mercantilismo, piensan que la riqueza puede ser creada y que la agricultura es la única forma de hacerlo. La fisiocracia es, además, un sistema muy conservador, pues revaloriza la figura del propietario de la tierra, esto es, la nobleza terrateniente propietaria de esa tierra. Este sistema fisiocrático va a apoyar el absolutismo imperante, denominado despotismo ilustrado, pero, pese a no ser un movimiento revolucionario sino que apoya el sistema imperante, introduce de manera involuntaria cambios, como puede ser el hecho de que defenderá para la agricultura el libre comercio. De igual modo, al pensar que la agricultura era lo más importante, para ellos el comercio, la artesanía y la industria dependían de ella y era secundarias, consideradas como clases estériles. Además del absolutismo, apoyarán de igual manera los privilegios, a los propietarios de las tierras, el libre comercio agrícola y acuñaron el término de producto neto como sinónimo de riqueza, pues es la diferencia entre la producción agrícola final y los gastos que produce su puesta en marcha. Este concepto será básico en el sistema económico actual.
Pero, una de las grandes carencias de los fisiócratas fue la subida de precios, que apenas tocaron, al igual que el tema de los salarios. Para ellos, el propietario es el destinatario último de los beneficios, por lo que los salarios de los trabajadores son reducidos al mínimo necesario para la supervivencia. Además, los propietarios deben estar obligados a poner en producción todas sus tierras, con lo que contravienen los llamados "bienes de manos muertas", socavando así privilegios del Antiguo Régimen; el rey debería ayudar, incentivar y obligar a cultivar esas tierras, ya que es bueno para el país y la monarquía, que con los grávamenes tendría mayores recursos.
La fisiocracia tuvo una relación muy cercana con la Ilustración en boga en el siglo XVIII, teniendo la agricultura por los primeros defendida una importante presencia en la Enciclopedia e, incluso, comparten varios ideales, como es el de la búsqueda de la felicidad, entre otros, adecúandose perfectamente al siglo en el que surgió.


Entre los fisiócratas más importantes destacan tres celebridades:


1.-François Quesnay (1694-1774): Fue un médico de la corte de Versalles llegando a ser médico oficial de la amante de Luis XV, madame de Montespan. Su obra más importante fue la Tableau économique, que contenía los principios de las ideas fisiócratas. Es quizá el primer trabajo que busca el funcionamiento de la economía de forma analítica y una de las obras más importantes del pensamiento económico de todas las épocas.


2.-Jacques Turgot (1727-1781): Fue ministro de hacienda de Luis XVI y estuvo vinculado a la reforma de la agricultura. Fue uno de los más influyente de los fisiócratas. Escribe, entre otras cosas, Memoria sobre los préstamos con interés y Reflexiones sobre la formación y la distribución de la riqueza.




3.-Pierre Samuel du Pont de Nemours (1739-1817): Fue un gran difusor de las ideas fisiócratas: editó libros sobre la agricultura, revistas agrícolas, calendarios...Diputado en 1789 en los Estados Generales por el distrito de Nemours, fue primero partidario de la Revolución, y ejerció en 1790 de presidente de la Asamblea nacional constituyente. Votó a favor de las más importantes reformas, pero tuvo que sufrir las iras del pueblo al mostrarse contrario a la creación de los assignats y de haber manifestado su apoyo al rey. Emigró a Estados Unidos, manteniendo fuertes vínculos con su gobierno y su hijo Eleuthère Irénée, fundó la empresa E. I. du Pont de Nemours and Company, que pervive hasta la actualidad.


En España, las ideas fisiócratas tuvieron una gran difusión, gracias, en buena medida, a las Sociedades Económicas de Amigos del País. Se dan proyectos fiscales muy importantes en el país: en la época de Fernando VI (1746-1759) se inicia una reforma para unificar todos los impuestos en uno solo, directo y progresivo. Es el llamado proyecto de Única Contribución, influido por la Ilustración y la fisiocracia. Relacionado con este proyecto se realiza el célebre catastro del marqués de la Ensenada, proyectado en un principio únicamente para Castilla.

Rocío Martínez López

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Variantes nacionales del mercantilismo

Dentro de cada país, hubo pensadores mercantiles que defendieron sus propios intereses o los de su país.

En el caso de España el mercantilismo llegó a través del arbitrismo. Los arbitristas respondían al deber de todo vasallo de ayudar a su señor aconsejándole, a cambio el Rey también tendría que ayudar al vasallo. El arbitrismo es el pensamiento arcaico económico español, se preocupó por la decadencia de Castilla, se hizo mucho hincapié en evitar que Castilla se convirtiera en las Indias de Europa ya que todo el oro y plata que llegaba de América iba a parar a Europa. Los arbitristas fueron muy criticados en la época y eso se ha mantenido hasta hace muy poco. Algunos arbitristas importantes fueron Luís Ortiz, Caxa de Leruela o Juan de Mariana. El arbitrismo fue muy importante durante el siglo XVII. Ya en el siglo XVIII los proyectistas continuaron con la labor de los arbitristas aunque ya eran más precisos en la identificación de problemas, eran personas más formadas. Los proyectistas propusieron el restablecimiento de los sectores productivos poniendo gran énfasis en la industria, apoyaban también una política comercial proteccionista. De los proyectistas el autor más importante fue Bernardo Ward.

En Inglaterra los autores del mercantilismo intentaron responder a cuestiones particulares, no crearon un modelo de funcionamiento de un sistema económico en su conjunto. Destacan autores como Malynes, Misselden, T. Mun, Cary, Child, Locke y W. Petty, estos autores se preocuparon por tres temas básicos. En primer lugar se preocuparon por la balanza comercial positiva, Malynes, Misselden y T. Mun creían que había que apoyarse en el sector secundario y el sector terciario para solucionar la exportación de metales preciosos y conseguir las mayores importaciones posibles de éstos. Cary y Child también apoyaron esta doctrina pero en términos de estímulo para la producción y renta y así fomentar el empleo (esta idea la recuperaría en un futuro Adan Smith), de esta forma se crearía trabajo y riqueza. En segundo lugar desarrollaron el tema de las tasas de interés, Child y Locke propusieron que se redujeran las tasas de interés del dinero ya que consideraban que si se ponía más dinero podrían descender las tasas del tipo de interés. W. Petty ignoró la doctrina de la balanza comercia y lo que hizo fue aportar un modo de medición económica en términos de números, pesos y medidas en su obra Aritmética política. Hay que tener en cuenta que hasta este momento las medidas no eran cuantitativas sino cualitativas ya que en el contexto de desigualdad del Antiguo Régimen no se concebía que las medidas fuesen las mismas para todos.

El pensamiento francés se caracteriza por el empeño que se puso en el desarrollo de la industria, su máximo representante fue Colbert. Colbert pensaba que había que fomentar las manufacturas y la producción industrial mediante un intervencionismo brutal, había que procurar la exportación y así atraer la riqueza. El Estado para que esto funcionara tendría que poner el dinero o hacer una exención de impuestos. El colbertismo también apostó por la autosuficiencia económica del país, esto quizá es lo que más diferencia al pensamiento mercantil francés aunque hoy en día sabemos que sería imposible. También había que crear una balanza comercial favorable mediante la mejora de la producción industrial, había que obstaculizar la importación de productos manufactureros para que no se hund
iera la industria del país. En el caso francés destacan autores como Laffemas, Montchretien y el propio Colbert, eran autores poblacionistas y consideraban que la población debía estar ocupada en sectores productivos.

En los Países Bajos hubo un gran interés por el comercio (eran los grandes comerciantes de la época), se dieron unas ideas de proteccionismo más moderadas. Otra cuestión que trataron fueron las disquisiciones sobre las prácticas bursátiles, en este tema destaca Joseph de la Vega, autor de un tratado llamado Confusión de confusiones, considerado el primer tratado de operaciones bursátiles. Joseph de la Vega hizo duras críticas al mundo de la bolsa y a aquellos que tenían deseos de enriquecerse. Otro autor importante fue Hugo Grocio que en 1609, año en el que tuvo lugar la tregua de los 20 años, publicó su obra Mare Liberum donde defendió la libertad de viajar, navegar y comerciar, también apostó por la libertad de negociación y comercio con las Indias e intentó contrastar la política comercial y pesquera de Inglaterra.

Elena Fernández Rubio

miércoles, 14 de noviembre de 2007

COLBERTISMO: MERCANTILISMO FRANCÉS


Jean Baptiste Colbert (1619- 1683), nacido en Reims, fue una de las figuras más destacadas dentro del mercantilismo francés. Pertenecía a una familia de comerciantes textiles. Fue intendente de la fortuna personal de Mazarino y durante la Fronda, intermediario entre éste y la reina. Fue el creador de la contabilidad pública moderna, obligando a llevar un libro de entradas, otro de salidas y un tercero de fondos. Fue nombrado superintendente de Hacienda (1665) y secretario de Estado (1668) y de Marina (1669). Como ministro de Luís XIV, institucionalizó la exportación de productos franceses para crear oro y a cuyos efectos desarrolló de forma muy importante la industria gala. Por todo ello, el mercantilismo francés es conocido como colbertismo. Consiguió el progreso de Nueva Francia (Canadá) y convirtió este territorio en el almacén de trigo de Francia. Hasta entonces la penetración francesa en las orillas del río San Lorenzo había sido muy leve.
Su principal objetivo estuvo dirigido a la reforma financiera del Estado. La contabilidad se hizo más racional y se redujeron los gastos a la hora de recaudar impuestos. Mediante la creación del monopolio de tabacos y el impuesto del timbre, logró equilibrar la balanza de pagos. Se interesó por la creación de nuevas industrias y estimuló el desarrollo de la marina mercante para fomentar la expansión colonial. Para lograr estas metas, se fundaron las Compañías de las Indias Orientales y Occidentales en el año 1664. Con el fin de fomentar el mercado interno y el desarrollo industrial, se construyeron importantes obras públicas como el Canal del Midi.

La doctrina económica que puso en marcha está basada en la idea de que la prosperidad y el poder de un país están íntimamente unidos a la cantidad de oro que el Estado tenga en sus arcas y a la riqueza de sus ciudadanos, fomentando el proteccionismo y las industrias nacionales.


A continuación se muestra un texto que relata un Proyecto de Monsieur Colbert al rey Luis XIV de Francia sobre el comercio:

“La prosperidad del comercio depende de una profunda industria en dar valor a todos los frutos naturales del Reino en todos los diferentes usos en que pueden ser empleados. Para lo cual es necesario tener anualmente relaciones puntuales de todo lo que se produce en Francia, de lo que consume, de lo que envía a países extranjeros y de lo que recibe, a fin de hacer un cómputo del valor de las mercancías o efectos de que se descarga por su abundancia con el valor de los que recibe por necesidad. Es preciso también saber cuánto ha de pagar en especies de oro y plata por los géneros que recibe a más de los equivalentes naturales que entrega; porque no se puede dudar de que sus equivalentes no la compensan enteramente. La prueba es evidente por el gran número de navíos extranjeros que entran en los puertos de Francia cargados en parte con mercancías finas, y que se vuelven los unos con géneros de lana, los otros con efectos de mayor volumen y por consiguiente de menos valor. Y como de esta falta de equivalencia resulta que los extranjeros se enriquecen y el Reino se empobrece, es necesario sacar el desquite por los medios más naturales”.


Iciar Fernández Rodríguez

domingo, 11 de noviembre de 2007






Título: Miniatura de febrero de “Las muy ricas horas” del duque de Berry.
Autor: Los hermanos Herman, Paul y Johan Limbourg.
Fecha: Hacia 1415.
Medidas: 15,4 x 13,6 cm.
Lugar de conservación: Musée Condé de Chantilly, París.


Francia, plena Guerra de los Cien Años. Los soldados recorrían el país arrasando las zonas rurales, el frío empujaba a los lobos a salir del bosque y las malas cosechas significaban hambre y epidemias que amenazaban con acabar con la mayor parte de la población. La nieve recubre el paisaje ondulado y por encima se extiende un pesado cielo gris. Al fondo, un pueblo con la iglesia y, en primer término, una casa de labor. Un hombre conduce al asno cargado hacia el pueblo, mientras otro está cortando un árbol. La chimenea está encendida en la casa abierta del primer plano. Tres figuras, sentadas frente al fuego se levantan la ropa para que el calor les llegue antes al cuerpo. La imagen de la vida rural, tal y como aparece en nuestra miniatura de febrero, mientras un mundo en paz y en armonía. Todo parece estar en su sitio y seguramente, para las clases dirigentes de aquel tiempo, para uno de cuyos representantes estaba destinada esta miniatura, seguramente así fuera.


Pero la realidad a comienzos del siglo XV no en absoluto idílica. Por aquel entonces la nieve, el hielo y el frío eran una amenaza muy peligrosa. Los lobos salían del bosque en los duros inviernos para robar ganado, la madera escaseaba, al igual que la comida. Cuando una helada sorprendía a los sembrados en primavera, las cosechas eran parcas, los campesinos pasaban hambre y pronto caían víctimas de las epidemias. Si había varios inviernos malos, la población disminuía drásticamente. La mayoría de las láminas del “Libro de horas” se pintaron entre 1408 y 1416; en ese espacio de tiempo, hubo por lo menos dos años durísimos de grandes hambrunas y epidemias que se vinieron a juntar con los estragos de la guerra. En las crónicas de la época se habla siempre de inundaciones y sequías, de la soldadesca, de escaramuzas y batallas. Francia se encontraba, como ya hemos mencionado antes, desde 1337 en guerra contra Inglaterra cuyos reyes reclamaban el derecho a la sucesión francesa, A la guerra contra los ingleses se sumaron las contiendas internas; en Francia reinaba el caos y los habitantes vivían bajo continua amenaza. Aunque los castillos y murallas ofrecían cierta protección, las gentes del campo estaban a merced de los soldados que vagaban por todo el país. Si podían, huían al bosque. Para descubrir el peligro a tiempo, la población había dispuesto vigías en las torres de las iglesias que avisaban de la llegada de los soldados con campanadas o tocando el cuerno. La torre de una iglesia evocaba para las gentes de la época algo más que los servicios religiosos. En ese contexto podemos incluir la torre de la iglesia que se ve al fondo de la imagen.


Es difícil identificar la carga del asno, posiblemente fuera madera. Para cocinar y calentar las cosas solo se utilizaban las ramas y la leña menuda, por lo menos la gente del pueblo. Los troncos grandes iban a parar a la chimenea del duque o servían para construir casas. La figura lleva un sayo tosco propio de los campesinos y mozos de labranza. Para protegerse del frío se ha puesto un saco por encima de la cabeza. Al contrario que burgueses y aristócratas, no podía llevar una piel, incluso aunque se lo pudiera permitir, pues lo prohibían las reglas del vestido. “El campesino procura la púrpura al rey trabajando en el surco”, se dice en un poema épico, Ysengrimus, escrito hacia 1150, “pero un sayo de estopa araña su cuerpo”. Aproximadamente el 90% de la población eran campesinos y siervos que constituían el estamento inferior. En la sociedad estamental imperante en la época, cada estamento de la sociedad cumplía una función: la nobleza, en teoría, defendía al estado militarmente, primero, y ya en la Edad Moderna políticamente; el clero cubría las necesidades espirituales de la nación y el tercer estado, aquellos que no tenían una ocupación determinada y que servían al resto. Ese era el orden teórico que imperaba en el momento en que se pintó esta miniatura, pero en 1358 se produjo uno de los primeros levantamientos del campesinado, que fue sofocado de manera sangrienta. Los campesinos no se habían reivindicado el sistema feudal anteriormente descrito, que consideraban divino y natural, sino contra los excesivos impuestos de la nobleza debilitada, pues, en plena guerra, los gastos del rey y la nobleza se resarcían aumentando aún más los impuestos de los campesinos que, además de dinero, debían darles también grano, carne y aves, aparte de mantener a los ejércitos si decidían instalarse en su territorio y soportar las rapiñas y los destrozos que dejaban las tropas a su paso. Defourneaux, un cronista de la época, escribió : “Cuando el pobre ha pagado los tributos [vuelven otra vez los recaudadores de impuestos] y le quitan el puchero y la paja. El pobre ya no tendrá pan para comer”. La Guerra de los Cien Años aumentó aún más la miseria.


Después de esta introducción, volvamos al cuadro. Fijémonos en la torre cilíndrica que aparece a la derecha de la imagen. No es muy habitual. Es un palomar. Por aquel entonces, las palomas no se criaban para comer, o, por lo menos, no en primer lugar, y como aves mensajeras tampoco jugaban un gran papel. Sin embargo, eran muy importantes como productoras de abonos en una época en la que los fertilizantes brillaban por su ausencia. El estiércol de paloma se consideraba mejor que el de oveja, cerdo o vaca y se utilizaba sobre todo para fertilizar las huertas de pequeño tamaño. El estiércol de paloma no perdería su importancia en Europa hasta la introducción del abono artificial. Los palomares eran, por tanto, fábricas de estiércol que se montaban buscando la máxima producción. Alrededor de las paredes interiores se abrían pequeños huecos para los nidos que comenzaban a una cierta distancia del suelo, donde caía el estiércol, y terminaba a una determinada distancia por debajo de los orificios de entrada superiores, ya que estás aves no les gusta anidar cerca de los puntos muy frecuentados; por ello, las torres no se levantaban en medio de la finca o de las casas de los campesinos, sino en las lindes, a ser posible al abrigo de algún bosque cercano, tal y como los pintores lo representan en la pintura. Pero si las palomas eran muy apreciadas por su abono, también eran temidas por su apetito voraz, ya que caían en bandadas sobre los campos recién sembrados y acababan con las semillas. De ahí que la población de palomas estuviera rigurosamente limitada y, aunque los campesinos podían mantener un par de ellas en el tragaluz de su casa, disponer de un palomar propio era derecho exclusivo de los señores feudales. En los tiempos del duque de Berry, los palomares torreados habían llegado a convertirse en un símbolo de estatus social, ya que la extensión de las propiedades podía llegar a medirse por el tamaño del palomar. La regla permitía un nido por arpende, lo que equivalía aproximadamente a media hectárea. Calculando su altura podríamos adivinar la extensión de las propiedades del duque de Berry y, por tanto, su poderío tanto político como económico. El privilegio de tener un palomar no fue derogado hasta el 4 de agosto de 1789, en el que fue abolido junto a otros privilegios feudales.


En la pintura también se ven unos panales y rebaños. Los panales colocados sobre el caballete de madera delante de la cerca de mimbre están vacíos. La razón es sencilla: en otoño los panales se colocaban encima del fuego para que las abejas se asfixiaran con el humo y la miel y la cera se derritiesen, teniendo así previsiones para el invierno en el que nos sumergimos en esta imagen. En aquella época, la miel era prácticamente el único producto para endulzar que existía en Europa. Aún quedaban setenta y siete años para que el descubrimiento de América impulsara el gran salto comercial de occidente y el azúcar que se traía de Asia era un gran lujo que muy pocos podían permitirse. En este orden de cosas, por tanto, la miel era un producto muy apreciado por todos los estamentos de la sociedad. La cera, no es necesario decirlo, servía para hacer las velas que iluminarían el invierno, si había suerte. Si no era un buen año, casi todas las velas irían a parar a los privilegiados. Cuando llegaba la primavera, iban al bosque a coger nuevas abejas para comenzar de nuevo el ciclo anual.


Por otro lado, el único rebaño que vemos en la pintura es de ovejas. En las granjas medievales eran los animales más habituales, ya que daban carne, leche, lana y, a diferencia de las vacas, podían mantenerse también en suelos pobres. Phillipe Contamine, en su obra “La vie quotidienne pedant la guerre de cent ans” dice que en un pueblo se criaban cientos de ovejas, pero sólo una decena de vacas lecheras. Es probable que esta proporción fuera bastante representativa para la época. Pero si esta miniatura representa solo a las ovejas, no se debe solo a su gran número. Las ovejas eran muy apreciadas, no solo entre rapaces y campesinos por su gran utilidad, sino también entre las damas de la clase alta. No por parecer anecdótico se debe despreciar este dato: la lírica pastoril, que se haría tan popular en el siglo XVIII durante el Rococó, comenzó ya en esta época. Las damas mandaban construir bonitos rediles de pequeño tamaño, escogían sus animales preferidos, ataban cintitas a los corderitos, etc. En los libros de gastos domésticos de la corte francesa figura en el año 1398 la cantidad exacta que la reina Isabel de Baviera gastó en su redil de Saint Ouen: 4.000 táleros de oro. Esta nada despreciable cantidad nos hace recordar que algunas imágenes, aunque nosotros podamos usarlas ahora como espejo para ver en las costumbres y realidades de tiempos pasados, estaban destinadas a los estamentos privilegiados y mostraban la vida tal cual ellos la veían. Por ello, no sólo debemos tener en cuenta a la hora de analizar esta imagen los conocimientos que tenemos acerca de la forma de vida y las costumbres de los campesinos, sino también la época en la que se inscribe, mentalidad y el pensamiento que tenían aquellos a los que iba dirigida la imagen.


Por último, pero no menos importante, nos llama poderosamente la atención la casa abierta del primer plano. Aunque sean las propiedades del señor feudal las que se representan en la miniatura, la casa o el palacio y la mayoría de los edificios restantes quedan ocultos. Pero podemos adivinar el resto gracias a una descripción que se conserva de 1377. El palacio del señor incluía, dejando a un lado las habitaciones y apartamentos lujosos del señor, cuadras, establos, un edifico de cocinas para la servidumbre, una capilla y una “casa de campo” con dos habitaciones en las que vivía “el administrador”. Esta es la casa que aparece en la imagen. Podemos distinguirla porque no vivían como los campesinos pobres. Las cabañas de los jornaleros tenían el fuego en el centro y el humo se elevaba sin chimenea hacia el techo. Aquí, sin embargo, vemos la chimenea a la izquierda. La gente pobre dormía sobre sacos de paja y aquí se ha representado una cama al fondo; los pobres solo tenían las ropas que llevaban puestas y aquí, por el contrario, podemos ver algunas prendas colgadas en las barras del fondo. Esos pequeños detalles nos indican una posición social más elevada para sus habitantes que el común de los campesinos.


Vemos tres figuras sentadas calentándose al fuego con las ropas levantadas. Las dos figuras de atrás las levantan hasta dejar al descubierto sus genitales. Esto era una práctica común. La simple falta de espacio negaba cualquier tipo de intimidad; cuando duerme toda la familia en la misma cama, muy poco puede quedar oculto y aquí se expresa con toda su crudeza. Pero son las clases dirigentes las que al final imponen sus costumbres: la mujer del primer plano aparece más recatada y son sus ropas un poco más lujosas que las de sus dos acompañantes. Ignoramos su posición social, pero tiene claramente una posición más elevada que sus dos acompañantes, por lo que sus compañeros, tarde o temprano, tratarán de imitarla para acercarse a ese estatus superior que ella representa, al igual que se ha hecho durante toda la existencia del hombre.


Bibliografía:


Cantera Montenegro, Enrique: “La agricultura en la Edad Media”, Madrid, arco libros, 1997.


Claramunt, S. (coord.): "Historia de la Edad Media", Ariel, 1992.

Hagen, Rose Marie & Rainer: “Los secretos de las obras de arte tomo 1”, Taschen, 2000.


Rocío Martínez López

viernes, 2 de noviembre de 2007

El mercantilismo

En una primera aproximación al mercantilismo, podemos observar que esta teoría defenderá un intervencionismo legislado que tendrá como objetivo acrecentar el poder del rey y los ingresos fiscales (impuestos) y no fiscales (que son variados, como pueden ser los ingresos por venta de patrimonio regio, entre otras). Para conseguir este objetivo, se darán diferentes vías: se dará, en primer lugar, un trato de favor a la producción de las tierras propias; se darán, pues, políticas proteccionistas que pueden llegar incluso a fomentar la autarquía, fomentando una importante política arancelaria. En segundo lugar, la monarquía creará también empresas reales o estatales y, en tercer lugar, los estados coloniales intentarán conservar el monopolio comercial con sus colonias.
Por otro lado, los ragos más importantes por los que se caracteriza el mercantilismo son:

1.-El poblacionismo: se piensa que un Estado es más rico cuanta más población tiene.
2.-Bullonismo: la riqueza de un Estado se mide por la cantidad de metales preciosos que atesora; por tanto, el mercantilismo intentó atesorar todos los metales preciosos que se pueda, en un concepto estático de la riqueza.
3.-Para conseguir un mayor número de metales preciosos se desarrollarán dos vías: un control férreo y exhaustivo de las minas, como ocurrió en los territorios hispánicos y en Portugal o, si no se puede controlar las minas o no se tienen propias, se controla y fomenta el comercio, como ocurrió en los Países Bajos, Francia e Inglaterra.
4.-Conseguir siempre una balanza comercial favorable.
5.-El objetivo mercantilista final es el fortalecimiento de las Monarquías, el fortalecimiento del Estado.

-Historiografía sobre el mercantilismo:

Debemos tener en cuenta que la percepción actual que tenemos del mercantilismo procede de lo escrito al respecto desde el siglo XVIII. Los analistas del siglo XVI y XVII no sabían ni tenían conciencia de pertenecer a una escuela. La palabra "mercantilismo" en sí misma es un término peyorativo que acuñó la escuela fisiocrática y popularizó Adam Smith para denominar a todos los que no seguían el concepto del "Laissez faire".
Hasta 1874 no se considerará como una escuela en sí misma. Fue entonces cuando Roscher establecerá el mercantilismo como una teoría positiva, como un avance respecto a las teorían anteriores, orientada al fortalecimiento del Estado, aunque debemos tener en cuenta que su teoría se encuadra dentro del ámbiente político de la unificación alemana. Posteriormente sería Heckscher quien se convertiría en 1931 en el autor clásico del mercantilismo: enunció que el mercantilismo era un sistema de poder y conlleva una política de unificación nacional, destacando la coherencia de su política, pero también la debilidad de su puesta en práctica.
Pero Heckscher recibe importantes críticas, sobre todo procedentes del mundo anglosajón, con personalidades como Viner y Coleman, que niega la existencia de una escuela como tal y que el mercantilismo es una invención hecha a posteriori. El debate sobre la existencia o no del mercantilismo como escuela antes del XIX sigue abierta e inconclusa, en constante renovación.

Rocío Martínez

domingo, 28 de octubre de 2007

Herencia medieval en el pensamiento económico moderno:

Las teorías económicas de inicios de la Edad Moderna son incomprensibles sin tener en cuenta la influencia en la Edad Media del Cristianismo, formado mediante el Derecho romano y la tradición judía. Sobre el primero se fundamentaba el poder del rey (nacimiento de las monarquías autoritarias) y se asentaba la propiedad privada.
Los dos grandes pensadores del momento son:

· Santo Tomás de Aquino, gran teólogo medieval, que en su obra Summa Theologica trata el tema del fraude en las compra-ventas. Igualmente percibe fenómenos propios de un primigeneo sistema de mercado. En relación con la expansión de los monopolios, lanza una teoría sobre el precio justo. Según el teólogo, éste constituye un elemento virtuoso mientras que un precio superior al justo era pecaminoso. Sin embargo, no establece un mecanismo para fijar este precio justo. Otro tema importante es el del cobro de intereses (algo que no sólo sería un pecado sino también un delito), la usura y el beneficio (todo aquél que lo buscase estaba en pecado).

· Nicolás de Oresme, pensador francés y uno de los primeros monetaristas, que va a tratar dos temas clave: el comercio y la moneda. Su doctrina busca asentar la posición del rey, estableciéndo que éste debe favorecer el comercio para aumentar la riqueza y así mejorar la vida de sus súbditos. El rey debe cuidar de la moneda y fijar su valor facial e intrínseco, por lo que su papel en materia monetaria es importante. El valor intrínseco debe ser inferior al facial por los gastos de acuñación. A la diferencia entre ambos, N. de Oresme la denomina "premio de acuñación". El rey controlaba la moneda pero a la vez, su labor debía ser supervisada. Por último, establece tres delitos vinculados a las monedas que deben ser castigados:
- Cambio, custodia y tráfico de la moneda.
- Alteración de la moneda.
- Usura.


Javier Álvarez García

miércoles, 24 de octubre de 2007

La economía en el arte 1: Los calendarios medievales

“Una imagen vale más que mil palabras”, dijo una vez un sabio al que a fuerza de repetir su conocida aseveración hemos terminado por olvidar. Pero no por ello deja de ser menos cierto. Al menos, yo así lo creo y sabiendo que aprender algo que se ha visto o del que se tiene una imagen clavada en la memoria es más fácil que intentar simplemente encuadrar en su correcto tiempo y espacio abstractas palabras, he decido aprovechar el blog que debemos hacer en economía para relacionar nuestra asignatura con sus respectivas imágenes, con el arte. La historia económica no es algo ajeno al resto de las disciplinas y es imposible entenderla correctamente sin relacionarla con la cultura, la sociedad, el pensamiento, el arte y, en definitiva, con todos los aspectos de la vida humana. Los artistas de la época que nos ocupa reflejaban en sus obras lo que conocían, veían y pensaban sobre el mundo que les rodeaba y, como no podía ser de otra manera, la economía y los medios de subsistencia, prestigio social y reflejo del poder económico tendrán, como no podía ser de otra manera, un papel predominante en el arte de todos los tiempos.
Al terminar la introducción de nuestro temario, comenzamos a hablar sobre la economía en la Edad Media, sin cuyo conocimiento nos sería imposible entender el desarrollo de la posterior Edad Moderna, por lo que he decidido comenzar por ahí, centrándonos en el sector económico medieval indiscutiblemente más importante: la agricultura. La Edad Media fue, ante todo, una época eminentemente campesina, en la que la agricultura y el mundo agrícola fueron los verdaderos protagonistas. La tierra concentraban los esfuerzos de la inmensa mayoría de los hombres, que obtenían de ella su sustento y recursos de todo tipo. Asimismo, la tierra y la economía agraria constituyeron a lo largo de la Edad Media el fundamento de la vida material y de todo lo que de ella depende: riqueza, predominio social, poder político, etc. A través de las relaciones con la tierra se estructuraba toda una compleja red de jerarquía social de la que solo estaban fuera los mercaderes, que no entraban en contacto directo con el suelo, pero que en la época medieval tenían escaso relieve social.

¿Cómo vivían, qué aspecto tenían y qué herramientas utilizaban esos campesinos y siervos que constituían más o menos el 90% de la población medieval? Los testimonios que tenemos al respecto en las imágenes son vagos, pues los evidencias artísticas son encargadas por las clases dirigentes que la mayoría de las veces no prestan atención a aquellos situados por debajo de su estamento; esta idea será una constante hasta el siglo XVIII cuando la ilustración primero y más tarde el romanticismo y el realismo vuelvan su vista hacia el campesinado. Pero podemos encontrar trazos de los campesinos fácilmente en los calendarios, la representación de la Edad Media que mejor los representa. Como ha señalado LeGoff, el protagonismo campesino en los calendarios medievales es la lógica consecuencia de una época en la que el tiempo es substancialmente agrícola, y los ciclos vegetativos regulan la vida de los hombres. Todos, clérigos, guerreros y campesinos, dependen de la tierra. Por eso, las diferentes labores en el cultivo de los campos marcan el ritmo anual y constituyen las representaciones más frecuentes en las personificaciones de los meses. En los últimos años, dentro de los nuevos planteamientos de la historia de las mentalidades, se ha destacado la aportación de los calendarios para estudios sociológicos y como importante testimonio para conocer sistemas de cultivos y diferentes aspectos de la tecnología medieval, tema que ya fue abordado por el prestigioso J. Caro Baroja en 1940. Gracias a los análisis comparativos recientemente realizados con diferentes muestras de calendarios medievales se pueden precisar algunas diferencias debidas a la existencia de peculiaridades propias de cada región que introducen pequeñas variantes locales en el tiempo del año que se realizan las diferentes faenas agrícolas y las técnicas utilizadas. En España, como en el resto de los países mediterráneos, la explotación agraria se basa en el cultivo de cereales, que incluye los trabajos de arada y sementera, escarda, siega, maja o trilla del grano y en el cultivo de la vid, que requiere labores de poda en la viña, vendimia y elaboración y trasiego del vino a los que se añade la cría y matanza del cerdo, como apoyo a la economía familiar campesina. Estos temas han quedado registrados en las imágenes de los calendarios, dentro de un ciclo ya perfectamente organizado desde principios del siglo XII, continuando vigentes los mismos modelos durante los siglos XIII y XIV, mientras que en el siglo XV aparecen como motivo casi exclusivamente en los libros de horas de la clase dirigente, que imponen una renovación de la iconografía, incluso en las mismas escenas que se refieren a los trabajos agrícolas, de acuerdo con la nueva visión de la época, reflejando asimismo los cambios de mentalidad y costumbres que llevó aparejada la entrada en la Edad Moderna.
La Edad Media es un mundo presidido por los ciclos agrícolas y estrechamente vinculado al cultivo de la tierra, de forma que el tema iconográfico de los calendarios consistirá siempre en escenas de la vida campesina. La representación de los meses según la labor agrícola que en ellos se lleve a cabo será una constante hasta el siglo XV cuando, con el cambio de ideales se produzca el paso de los calendarios agrícolas a aquellos que reproducen el día a día de los nobles, pero estos jamás se desharán por completo de la herencia agrícola, como tendremos ocasión de ver, dándonos también la oportunidad de ver los cambios que se han producido a lo largo de los siglos en la economía. Así pues, veamos dos ejemplos de calendarios para conocer mejor la realidad de la época.
Nuestro primer ejemplo se encuadra dentro del románico español. En la ciudad de León se conserva el recinto que se ha llegado a llamar, no sin razón, la Capilla Sixtina del Románico. Es el panteón de San Isidoro de León, cuyas pinturas al fresco permanecen originales y sin restaurar desde que fueron pintadas a finales del siglo XI o comienzos del XII. Entre sus escenas religiosas destaca un calendario agrícola con los doce meses representados de forma magistral en la bóveda de dicho panteón, de autoría desconocida. El segundo ejemplo son las miniaturas recogidas en “Las muy ricas horas del duque de Berry”, realizadas por los hermanos Limbourg hacia 1416, que contiene elementos tanto agrícolas como señoriales y cuya lámina correspondiente al mes de febrero examinaremos con una mayor exactitud más tarde.


1.-Enero:

La imagen de la izquierda corresponde a la representación del mes de enero (Genuarius) en el Panteón de San Isidoro de León. Representa a Jano bifronte, el dios romano de las dos caras al que dedicaban el primer mes del año. Vemos cómo su primer rostro se dirige hacia la izquierda, cerrando una puerta que representa el año que se marcha, y la otra hacia la derecha con un gesto que casi podríamos interpretar como una media sonrisa mientras abre otra entrada que representa el nuevo año. Pero sus ropas no son las de un dios. Si comparamos su aspecto con el de Cristo en majestad de este mismo panteón, vemos que está vestido de una forma mucho más austera. Enero está representado como cualquier campesino de la época, sin los colores dorados o azules mucho más caros que simbolizaban un estatus mayor en el personaje representado, como si ocurre con la figura de Cristo. Jano aparece como un campesino más, con un simple sayal y una capilla sobre los hombros para resguardarse del frío del mes que representa; la calidad del fresco no nos permite aseverarlo, pero quizá no lleve ni zapatos. Esta situación de extrema pobreza era constante entre el campesinado de la Edad Media. Pero vemos como en el libro de horas del duque de Berry, la concepción de enero cambia. El Jano bifronte de aspecto de campesino ya no aparece, siendo sustituido por un banquete señorial, concretamente del Banquete de Año Nuevo. Los estudiosos han llegado a considerarlo como una crónica de un hecho real: la celebración del día de los aguinaldos, en que el duque gustaba de dar y recibir regalos. Sentado a la mesa, vestido con un lujoso traje azul y oro y tocado con piel, preside la ceremonia, y los rasgos físicos parecen apuntar a un retrato del mismo duque de Berry, que tenía unos setenta años cuando se ilustró el manuscrito que nos ocupa. Esta imagen sirve como referencia a la exhibición de poder que la ceremonia del banquete suponía en los ambientes cortesanos de finales de la Edad Media, disponiéndose los comensales según su categoría social, marcada por su proximidad o lejanía con respecto a la posición del señor, en este caso, del duque de Berry. La hipótesis más difundida por los expertos como explicación para esta escena es el hecho de que se tratara de un pretexto para que, aprovechando la vinculación del banquete de enero (representado en el medievo, por ejemplo, en el claustro de la catedral de Pamplona, pero siempre referido a campesinos, no a nobles como en este caso), incluir en un libro de índole religiosa una escena profana como exaltación del propio duque y su linaje, incluyendo, de forma velada con la riqueza de su mesa y los manjares exóticos de los que se ven rodeados, el poderío económico del que la corte del duque era capaz. Por último, como deja entrever en su magnífico libro “Calendarios medievales” Teresa Pérez Higuera, su antítesis con la burguesía emergente en las ciudades, que impone en las representaciones del banquete una comida sin ceremonias, con una mesa abundantemente provista de alimentos y en una confortable estancia donde la presencia de la chimenea es el único nexo de conexión con el tema, marcando así la distancia entre una clase y otra.

2.-Febrero:

Febrero está representado a la derecha por un hombre cubierto calentándose al fuego, completamente tapado y descansando sobre un asiento de mimbre. Es lo que denominan los expertos como “descanso” o “reposo invernal”. En realidad, este epíteto se debe únicamente a la falta de labores agrícolas, ya que esta escena se puede mostrar en cualquiera de los meses de invierno en los que, tras la siega, no hay trabajo en la agricultura hasta la época de plantación. Sin embargo, el campesino se ocupaba en esta época de otras labores con las que poder asegurar su subsistencia, tales como recoger leña, cuidar del ganado (importante elemento que complementaba la agricultura, aunque de mucho menor significada que el anterior, es necesario remarcarlo), entre otras variadas actividades; esta vertiente puede ser efectivamente apreciada, no obstante, en la imagen del libro de horas del duque de Berry, donde también el fuego tiene un papel preponderante en la escena del primer plano. Por tanto, las representaciones de diciembre, enero y febrero presenta así una iconografía casi indiferenciada con dos grandes protagonistas, que son el fuego (presente aquí) y la comida. Aquí es el frío, combatido con el fuego, el gran protagonista. En la representación de San Isidoro se sigue la descripción que hace Hesíodo del Invierno como un anciano aterido que se envuelve en una cálida y gruesa capa con capucha; por ser Febrero que el ha sido considerado tradicionalmente como el mes más frío y lluvioso del año, se ha elegido esta imagen. El hecho de que esta sea la representación común cuando no hay ninguna tarea agrícola de relevancia subraya la gran importancia de la agricultura en la Edad Media que continuará en la época moderna.




3.-Marzo:
Llegamos a marzo y se comienzan a ver ya las primeras representaciones de labores agrícolas propiamente dichas. Terminado el ciclo invernal, el campesino inicia de nuevo las faenas agrícolas; algunas de las imágenes de los calendarios nos sirven hoy día como testimonio de los que se han considerado como los avances más importantes en la tecnología de la Edad Media. En esta imagen aparece el campesino podando una vid con un instrumento que se puede identificar como una cuchilla curva o algún tipo de hoz. La gran extensión del cultivo de la vid en los países mediterráneos explica el elevado número de representaciones en Italia, Francia y España dentro de los ciclos de primavera y en otoño. Analizando el instrumento mostrado en la imagen, los numerosos ejemplos a partir del siglo XII reproducen el habitual uso de la podadera romana o “falx vineatoria”, instrumento cortante de hoja curva y ancha que incluye los elementos necesarios para realizar las diferentes operaciones que el cuidado de la vid demandaba: un gancho en el remate permite extraer los sarmientos inútiles y, en el dorso, el llamado talón o hachuela, para suprimir las partes muertas de la cepa. La forma de la hoja varía entre una más curva semejante a una pequeña hoz y la casi recta pero cono el borde curvado que es la que tenemos en San Isidoro como ejemplo.
Aunque generalmente se expresa que el utillaje agrícola no varió sustancialmente desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta el siglo XVIII, con excepción del arado, podemos decir, no obstante, que estas herramientas si conocieron perfeccionamientos significativos, como la progresiva generalización del hierro en su elaboración. La hoz y la guadaña fueron las herramientas más utilizadas en lo que se refiere a la siega y la poda, pero fue la hoz el elemento predominante entre ambas, pues el trabajo con la hoz, aunque era más lento y pesado que el de la guadaña, producía un menor desgrane y cortaba la caña del cereal a poca distancia por debajo de la espiga, de forma que, una vez concluida la siega, el ganado podía alimentarse con el tallo que aún permanecía en el suelo. La forma de la hoz y algunas de sus características fueron adoptadas para una mayor efectividad en la poda de la vid y el cuidado de los distintos árboles frutales, pero la estructura de la antigua “falx vineatoria” se mantuvo inalterada hasta época moderna.
Pero podemos ver que en el libro de horas del duque de Berry, las escena cambia mucho. Vemos la tierra dividida en cuatro porciones: en primer plano se observa a un campesino arando la tierra, siendo el arado la mejora técnica más importante de la Edad Media; a la izquierda vemos la poda de la vid a la que hemos hecho referencia anteriormente; a la izquierda se observa la siembra y la cuarta parcela se deja sin sembrar, en barbecho. Estamos contemplando el mayor avance de la tecnología agraria en la Edad Media, con la rotación de cultivos: cada año los campos se rotaban de manera que la tierra que estaba en barbecho al siguiente se sembraba de trigo o cereal de invierno y la segunda parcela de cereal de verano
El ejemplo de arado que nos muestra el libro de horas del duque de Berry puede identificarse como un arado asimétrico o pesado tirado por dos animales. De la utilización de este tipo de arado se derivaron importantes ventajas para la agricultura, como eran una mejor aireación, humidificación, limpieza y recuperación de los suelos, entre otras muchas ventajas, pero su difusión fue lenta y estuvo casi siempre circunscrita a la Europa atlántica y central
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4.-Abril:

En el mes de abril se representa la iconografía conocida como “Abril Floridus”, con diferentes variaciones, probablemente heredado del imaginario romano, donde figuras como Flora o Robigus (espíritu o genio de la vegetación, que podía ser el antecedente del conocido Príncipe de la Primavera, cuya fiesta se celebraba el 25 de abril) eran muy comunes. La imagen es simple: el campesino sujeta en sus manos sendas ramas que personifican el florecer de la naturaleza tras el largo invierno.

Pero la escena en el libro de horas del duque de Berry cambia totalmente, devolviéndonos, como ocurrió en enero, a un mundo cortesano que nos muestra el cambio de circunstancias y de mentalidad que se opera en el siglo XV. La asociación entre la primavera y la imagen del caballero comenzó ya en el siglo XII, pero no alcanzó su máximo apogeo hasta finales del siglo XIV principios del XV. Recoger flores y frutos en el campo, bailar en ronda, las comidas campestres o simplemente el paseo por el bosque son algunos de estos placeres al aire libre sirven en cierto modo para expresan las diferencias sociales, siendo constantemente utilizados como contraste con el trabajo de los campesinos, aunque ellos no aparecen en nuestra imagen. En esta miniatura se recoge el momento en que una dama recibe el anillo que le ofrece un caballero. La presencia de otra pareja parece indicar, como sugiere Teresa Pérez Higuera, que se trata de una escena de esponsales, realizada ante testigos, e incluso algunos autores han querido identificar a la dama con la nieta del duque de Berry, prometida por esos años con el futuro duque de Orleáns. En todo caso, es importante destacar la localización del acontecimiento en una pradera primaveral en la que dos elegantes damas, algo alejadas del grupo, recogen flores agachadas sobre el césped. Sus ricas ropas y su comportamiento nos indican su alto estatus social, así como la sensación de una imagen de corte que sería habitual en las cortes de los Estados Modernos que no tardarían mucho en alzarse. Además, los objetos suntuarios que les son propios, tanto las ropas como, por ejemplo, collares o anillos, muestran el interés de las clases dirigentes por los objetos de lujo que marquen su estatus, teniendo el comercio de objetos de lujo un gran desarrollo en la Edad Moderna.

5.-Mayo:

La mala conservación de este fresco nos impide ver con claridad a lo que se refiere con esta representación. Vemos sin duda a un hombre montado sobre un caballo, llevando un escudo. Podemos aventurar que es una representación del “mayo guerrero” romano, pues mayo era en la tradición clásica el mes en el que se iniciaban las campañas militares tras el invierno. Su presencia entre las faenas agrícolas del calendario se ha justificado como pervivencia de la costumbre romana antes mencionada de emprender las campañas militares después del invierno.

Pero, a diferencia de la image
n anterior, en el libro de horas del duque de Berry nos volvemos a encontrar con una escena netamente caballeresca. Podemos considerarla como una concepción deformada de la anterior: el “mayo guerrero” ha pasado a ser un “mayo caballeresco”. Desde finales del siglo XII se inicia una transformación del tema, y el caballero abandona sus atributos guerreros para convertirse en una imagen típicamente señorial.
En nuestra escena, detrás de un caballero vestido de azul, con un rico collar de oro, siendo el mismo que se ha identificado con el duque en escenas anteriores, tres damas con holopandas verdes montan sobre caballos engalanados con tonos igualmente verdes. Tanto ellas como el resto de los personajes se adornan con ramas a modo de collares o con guirnaldas en sus cabezas. La celebración del día 1 de mayo incluía un paseo por el campo llevando ramos reverdecidos, en recuerdo de las antiguas “floralia” romanas, y cumpliendo así la costumbre que imponía que todos debían llevar ese día algo verde como símbolo de su compenetración con la naturaleza que resucitaba un año más.

6 y 7.-Junio y Julio:

He decidido poner estos dos meses juntos para apreciar mejor sus diferencias pues, al primer golpe de vista, puede parecer que ambos meses son representados de la misma manera, pero un análisis más cercano nos permitirá ver que no es así.
Los meses de estío son aquellos que tenían una mayor actividad para el campesino, debiéndose sucesivamente segar y almacenar el grano de las diferentes cosechas para luego continuar en otoño con la vendimia y la elaboración del vino.
Es habitual en las representaciones de los calendarios que la imagen de junio (la primera de las dos, a la izquierda) se reserve a la siega del heno; pero si ese fuera nuestro caso, el campesino estaría representado con una guadaña, pero lo que tiene es claramente una hoz, por lo que los investigadores han deducido que no se trata de la siega del heno, sino de la recogida de cereal de primavera, pues es imposible que fuese una recogida temprana del trigo, que es lo que se representa claramente en el mes de julio que tenemos en la imagen inferior. Si la deducción de que se trata de la recogida de cereal de primavera (cebada o avena, generalmente) tendríamos ante nosotros una de las representaciones más tempranas del sistema de rotación trienal, dado que debemos dar por sentado que un tercio de la tierra quedaría en barbecho si hay dos cultivos distintos. Teresa Pérez Higuera también señala, como argumento a favor de esa teoría, el diferente color del cereal, que sería más claro en junio y mucho más dorado en julio, pero la deficiente conservación de la pintura nos impide asegurarlo con certeza.
En julio se procede, sin duda alguna, al proceso de segar el tri
go ya dorado. A diferencia del heno, la siega del trigo se realizaba y se representa siempre con la hoz, cuyo corte evita la caída del grano en las espigas maduras y se aprecia en la imagen el hecho de que las espigas se cortan por la mitad, de forma que el tallo restante puede servir como pasto para el ganado o para otras actividades, como cubrir las endebles casas de los campesinos o podía ser almacenado para servir como combustible en invierno, entre otros usos.
En el libro de horas del duque de Berry podemos ver que, pese al devenir de los siglos, este motivo permanece inalterado; la siega del cereal, que fue durante la Edad Media y lo será posteriormente también en la Edad Moderna, el alimento básico más importante para Europa, cuya pobre cosecha podía significar una gran crisis económica y demográfica, continúa siendo el protagonista sin discusión de los meses de junio y julio. En nuestra primera imagen se observa la siega del heno; veánse las diferencias con la imagen de junio de San Isidoro, sobre todo en el uso de las herramientas. En las horas del duque de Berry, el uso de la guadaña es patente, tanto en las mujeres que en primer término apilan el heno como aquellos tres hombres que lo siegan un poco más atrás. La guadaña fue casi únicamente utilizada para segar heno hasta el siglo XIV, cuando comenzó a ser utilizada para la siega de cebada y avena (muy pocas veces para el trigo) en algunas regiones cerealícolas especialmente desarrolladas, pero este uso para la siega del cereal en grandes superficies no fue realmente destacado hasta la Edad Moderna.
En la imagen de julio volvemos a encontrarnos al fondo la importantísima siega del trigo, pero también otro elemento que se nos muestra en primer plano: el esquilado de las ovejas. La importancia del ganado en la economía de la Edad Media, mucho más limitada que la de la agricultura, pero aún así relevante,
se nos muestra aquí. El número de animales domésticos (generalmente en proporción de un caballo por cada tres bóvidos, diez cerdos y treinta ovejas) estaba limitado por las dificultades para su alimentación, que dependía en buena parte de la utilización de los pastos naturales y de las tierras en barbecho; a partir de la Plena Edad Media, además, se fue extendiendo por diversas comarcas el cultivo de prados artificiales y de plantas forrajeras. En la Baja Edad Media, el abandono de muchas tierras de cultivo, cuyos bajos rendimientos no justificaban los esfuerzos de su supuesta explotación, fue acompañado de una ampliación de las superficies de pasto, lo que propició un gran desarrollo de la ganadería en los últimos siglos de la Edad Media, también explicada por el hecho de que la ganadería necesitaba una menor mano de obra, dado que la población había quedado muy mermada con las frecuentes guerras, hambrunas y epidemias que se sucedieron durante este periodo. La oveja en la Edad Media fue el animal más difundido, dado que tenía mucha utilidad: proporcionaba queso, leche, carne (aunque no era costumbre comerlas, pues dejaban de ser útiles para otros fines, hasta que morían de muerte natural o dejaban de proporcionar el resto de productos para los que eran criadas) y lana, muy importante para la producción textil a partir de los siglos XII y XIII, y también contribuyó a su gran desarrollo el hecho de que exigían muy pocos cuidados. Se alimentaban con pastos de poca calidad, que obtenían en bosques y baldíos, en pastizales de media montaña, en las tierras herbosas y pobres de las zonas bajas, en las zonas en barbecho y en los cambos de labor tras la cosecha. Por último, debemos mencionar el fenómeno de la transhumancia, de gran arraigo en la península Ibérica.

8.-Agosto:

En esta ocasión, vemos al campesino del Panteón de San Isidoro de León recolectando el grano mediante la técnica de la maja, sujetando el mayal, para separar el grano de la espiga. Los majadores golpean la parva con el citado mayal, instrumento que tiene su origen en las antiguas “perticae” romanas y está formado por dos elementos: uno, el mango y otro el mayal propiamente dicho, que es la parte superior que sirve para batir el grano, unidos ambos por diferentes tipos de correas o anillas. Esta técnica fue muy utilizada en Francia y, como lo atestigua esta imagen, también en España, teniendo noticias gracias a las investigaciones de antropólogos y etnólogos que todavía se practicaba esta técnica en los últimos años del siglo XX en León con instrumento que guardaba una gran semejanza con el utilizado en la imagen.
Sin embargo, en el libro de horas del duque de Berry volvemos de nuevo a ver una escena caballeresca muy alejada de la anterior. Esta imagen representa una escena de caza, que fue considerada durante la Edad Media como la actividad más adecuada para los reyes y nobles, concepción que continuó durante la Edad Moderna; simplemente tenemos que volvernos, por poner un ejemplo, a los cuadros de Velázquez que retratan al rey Felipe IV y a su hijo Baltasar Carlos como cazadores para darnos cuenta de que esa concepción no había cambiado dos siglos después. Esta ocupación de los nobles en primer plano contrasta ampliamente con los campesinos que aparecen trabajando al fondo de la imagen, subrayando la diferencia entre ellos y los nobles. Vemos aquí el momento de la partida de caza, cuando se organizaba el cortejo integrado por los halconeros, monteros y lacayos de palafrén, seguidos por los cazadores a caballo, llevando cada uno sobre su puño un halcón cubierto por la consiguiente caperuza. La escena tiene también cierta trama amorosa, dado que las damas no montan sobre sus propios caballos, sino que lo hacen en el mismo que los hombres; algunos autores han interpretado esto como una imagen del célebre “amor cortés”, pero no tenemos datos suficientes para sostener esa hipótesis.

9.-Septiembre:
Comienza el otoño y esta estación está totalmente relacionada con la vid y el vino. En este caso, tanto en San Isidoro de León como en el libro de horas del duque de Berry la escenificación de la vendimia aparece como protagonista indiscutible de ambas imágenes. En la de San Isidoro, el vendimiador corta cuidadosamente los racimos de uvas con una mano y los deposita en el cesto que sostiene en la otra. En el libro de horas del duque de Berry, vemos un extenso cultivo de vides, cuyas uvas son recogidas por siete personajes en distintas actitudes. Los motivos relacionados con la vendimia y el vino se mantienen inalterados; siempre aparecen, de un modo u otro, hasta finales del siglo XV, cuando este tipo de representaciones prácticamente desaparecen. Es un elemento que testifica la gran importancia de estos cultivos; el cultivo de la vid conoció una gran difusión por Europa occidental a lo largo de la Edad Media. Ya los romanos habían extendido su cultivo en algunas zonas muy concretas del mediterráneo, pero no es hasta los siglos XI y XII principalmente cuando se produce su gran expansión, siendo considerada como una de las grandes conquistas agrícolas de la Edad Media por su alta rentabilidad, su resistencia y adaptabilidad a distintos climas y suelos, por la deficiencia de los comercios interiores, que dificultaba enormemente los intercambios y porque el vino era un producto altamente demandado, tanto para la liturgia religiosa como por los nobles como signo de prestigio social en aquellos lugares donde escaseaba, y tenía asimismo una importancia fundamental en la alimentación diaria de las regiones vitícolas, llegando a difundirse, por su alto nivel calórico, como un producto de consumo habitual en toda Europa. Por estas circunstancias y algunas de menor importancia, el cultivo de vid alcanzó la mencionada expansión durante la Edad Media. Por otro lado, tanto los grandes señores (siendo este nuestro caso con el duque de Berry) como los monasterios y, desde el siglo XII, también las grandes ciudades en expansión, promovieron con distintos métodos los viñedos, dado que cada vez se reclamaba más vino, tanto para consumo propio como para el comercio (que, como se ha mencionado, aún tenía una escasa importancia, sobre todo a nivel interno). Las sucesivas crisis que tuvieron lugar durante los siglos XIV y XV no hicieron sino aumentar el cultivo de un producto de fácil salida comercial en un momento en que se comenzaba a evolucionar hacia una economía de tipo mercantil.

10 y 11.-Octubre y noviembre:

Llegamos a octubre. Las tareas agrícolas más significativas que se llevaban a cabo ya han terminado y las hemos visto en las representaciones anteriores. Nos volvemos ahora hacia la ganadería con la representación de la matanza del cerdo, de un gran peso en la economía familiar del campesino durante el invierno. En la representación del mes de octubre del panteón de San Isidoro asistimos al engorde de los cerdos, que se alimentan de las bellotas que el campesino hace caer hacia ellos. La habitual presencia en los calendarios hispánicos de los cerdos alimentándose de bellotas podría tener como propósito el resaltar que el aprovechamiento de las bellotas estaba dentro del derecho de pasto y explotación de los bosques. En la siguiente escena, la de noviembre, se procede ya a la matanza del cerdo que había sido engordando en octubre. El campesino inmoviliza al animal, que se agita, simplemente sujetándole por las orejas y ayudándose de una de sus piernas. En otras representaciones, sobre todo francesas, podemos apreciar distintos artilugios con los que se ayudaban a inmovilizar al cerdo, al igual que la gran diversidad de elementos con los que procedían a darles el golpe final; en San Isidoro se observa que el objeto en cuestión es un hacha que tiene el filo hacia fuera, procediendo a golpear al cerdo con el lado plano para no herirlo y poder así desperdiciar una parte del cerdo que podría ser muy valiosa.
Vemos en la imagen que el cerdo tiene diferencias importantes con respecto a los que conocemos
actualmente, aproximándose al aspecto del jabalí. Es precisamente una especie cercana al jabalí la más abundante en la Edad Media, con la cabeza alargada, orejas erguidas, patas también muy largas y pelo duro, oscuro y abundante, tal y como le vemos representado en la imagen. Estos cerdos, omnívoros, solían alimentarse en los bosques comunales principalmente de bellotas (como en la imagen de octubre), hayucos, raíces y frutos silvestres. Pero el avance de las roturaciones, con la consiguiente reducción de la superficie boscosa, dificultó la cría de cerdos, limitándose progresivamente en las ordenanzas locales el número de animales que cada campesino podía llevar a los bosques comunales y, desde la Baja Edad Media, el cerdo comenzó a ser reducido cada vez más a la pocilga, alimentado con los desperdicios de la casa y de la granja y por los residuos de los molinos.
En el libro de horas del duque de Berry, vemos como el motivo de la matanza del cerdo se mantiene, pese a los siglos, en el mes de noviembre, pero el tema cambia en lo tocante a octubre, representando otra importante actividad agraria: la arada de otoño. En esa faena se procedía a arar la tierra y sembrar las semillas de invierno para las cosechas del próximo año, marcando así la continuidad cíclica del calendario agrícola. Solía realizarse antes de la llegada de las lluvias y, aunque en la imagen vemos que se realiza con la ayuda de un caballo, se acostumbraban a utilizar más a menudo los bueyes como animales de tiro. Como vemos representado con el personaje en primer plano, la tierra se sembraba inmediatamente después de ser arada, cuando lo más común es que ambas escenas aparezcan separadas: por un lado, el arado y, por otro, la siembra, aunque se documenta a menudo en los calendarios españoles, como son los existentes en los claustros de la catedral de Pamplona o en el frontal de Arteta; quizá por influencia española (recordemos que el libro de horas del duque de Berry es francés) se unificaron ambas imágenes. Con la sementera terminan las labores agrícolas que el campesino debía realizar y, tras la matanza del cerdo, se pasaba al denominado “descanso invernal”.

12.-Diciembre:

Finalmente, llegamos al último mes del calendario, dentro ya del denominado “descanso invernal” que ya mencionábamos al hablar de febrero caracterizado por la ausencia de tareas agrícolas. A causa de esta ausencia, diciembre, enero y febrero presentan una iconografía que puede ser fácilmente intercambiable, con dos grandes protagonistas: el fuego (que nos encontramos en febrero tanto en San Isidoro como en el libro de horas del duque de Berry) y la comida (en enero en el duque de Berry y en esta imagen en San Isidoro). La mesa con viandas integra el tema denominado “banquete”; en sus primeros ejemplos se compone de un hombre solo, sentado ante una mesa provista de alimentos, pero nuestra imagen tiene la singular característica de que el personaje central parece estar bendiciendo un pan y un vino, signo de la Eucaristía, añadiendo, por tanto, al tema del banquete una representación religiosa muy poco habitual en otras representaciones de calendarios. La representación del panteón de San Isidoro es una de las más antiguas representaciones que se conservan sobre el posterior tema del banquete señorial que tanto éxito tuvo en el siglo XV, del que vimos buen ejemplo en el mes de febrero con el libro de horas del duque de Berry.
Por último, en el libro de horas del duque de Berry, nos encontramos una nueva es
cena de caza, que complementa la que nos encontramos en el mes de agosto; es el fin de la partida de caza, al igual que diciembre es el último mes del año. No aparecen nobles en la escena; este hecho se ha interpretado como una reminiscencia de la matanza del cerdo dando caza a un jabalí salvaje (dudoso, dado que en noviembre esta fue convenientemente representada), o, más probablemente, la presencia de los monteros que vemos en primer término evoca uno de los momentos de la cacería en la que el montero llamaba al caballero para rematar la pieza en agonía.





Bibliografía:

Cantera Montenegro, Enrique: “La agricultura en la Edad Media”, Madrid, arco libros, 1997.
Hagen, Rose Marie & Rainer: “Los secretos de las obras de arte tomo 1”, Taschen, 2000.
Mitre Fernández, Emilio: “Introducción a la historia de la Edad Media europea”, Madrid, Istmo, 2004.
Pérez Higuera, Teresa: “Calendarios medievales”, Madrid, ediciones Encuentro, 1997.
Vinayo González, Antonio: “Real Colegiata de San Isidoro. Historia, Arte y Vida”, León, Edilesa, 1998.
¡Espero que os guste!
Rocío Martínez López