miércoles, 21 de noviembre de 2007

Variantes nacionales del mercantilismo

Dentro de cada país, hubo pensadores mercantiles que defendieron sus propios intereses o los de su país.

En el caso de España el mercantilismo llegó a través del arbitrismo. Los arbitristas respondían al deber de todo vasallo de ayudar a su señor aconsejándole, a cambio el Rey también tendría que ayudar al vasallo. El arbitrismo es el pensamiento arcaico económico español, se preocupó por la decadencia de Castilla, se hizo mucho hincapié en evitar que Castilla se convirtiera en las Indias de Europa ya que todo el oro y plata que llegaba de América iba a parar a Europa. Los arbitristas fueron muy criticados en la época y eso se ha mantenido hasta hace muy poco. Algunos arbitristas importantes fueron Luís Ortiz, Caxa de Leruela o Juan de Mariana. El arbitrismo fue muy importante durante el siglo XVII. Ya en el siglo XVIII los proyectistas continuaron con la labor de los arbitristas aunque ya eran más precisos en la identificación de problemas, eran personas más formadas. Los proyectistas propusieron el restablecimiento de los sectores productivos poniendo gran énfasis en la industria, apoyaban también una política comercial proteccionista. De los proyectistas el autor más importante fue Bernardo Ward.

En Inglaterra los autores del mercantilismo intentaron responder a cuestiones particulares, no crearon un modelo de funcionamiento de un sistema económico en su conjunto. Destacan autores como Malynes, Misselden, T. Mun, Cary, Child, Locke y W. Petty, estos autores se preocuparon por tres temas básicos. En primer lugar se preocuparon por la balanza comercial positiva, Malynes, Misselden y T. Mun creían que había que apoyarse en el sector secundario y el sector terciario para solucionar la exportación de metales preciosos y conseguir las mayores importaciones posibles de éstos. Cary y Child también apoyaron esta doctrina pero en términos de estímulo para la producción y renta y así fomentar el empleo (esta idea la recuperaría en un futuro Adan Smith), de esta forma se crearía trabajo y riqueza. En segundo lugar desarrollaron el tema de las tasas de interés, Child y Locke propusieron que se redujeran las tasas de interés del dinero ya que consideraban que si se ponía más dinero podrían descender las tasas del tipo de interés. W. Petty ignoró la doctrina de la balanza comercia y lo que hizo fue aportar un modo de medición económica en términos de números, pesos y medidas en su obra Aritmética política. Hay que tener en cuenta que hasta este momento las medidas no eran cuantitativas sino cualitativas ya que en el contexto de desigualdad del Antiguo Régimen no se concebía que las medidas fuesen las mismas para todos.

El pensamiento francés se caracteriza por el empeño que se puso en el desarrollo de la industria, su máximo representante fue Colbert. Colbert pensaba que había que fomentar las manufacturas y la producción industrial mediante un intervencionismo brutal, había que procurar la exportación y así atraer la riqueza. El Estado para que esto funcionara tendría que poner el dinero o hacer una exención de impuestos. El colbertismo también apostó por la autosuficiencia económica del país, esto quizá es lo que más diferencia al pensamiento mercantil francés aunque hoy en día sabemos que sería imposible. También había que crear una balanza comercial favorable mediante la mejora de la producción industrial, había que obstaculizar la importación de productos manufactureros para que no se hund
iera la industria del país. En el caso francés destacan autores como Laffemas, Montchretien y el propio Colbert, eran autores poblacionistas y consideraban que la población debía estar ocupada en sectores productivos.

En los Países Bajos hubo un gran interés por el comercio (eran los grandes comerciantes de la época), se dieron unas ideas de proteccionismo más moderadas. Otra cuestión que trataron fueron las disquisiciones sobre las prácticas bursátiles, en este tema destaca Joseph de la Vega, autor de un tratado llamado Confusión de confusiones, considerado el primer tratado de operaciones bursátiles. Joseph de la Vega hizo duras críticas al mundo de la bolsa y a aquellos que tenían deseos de enriquecerse. Otro autor importante fue Hugo Grocio que en 1609, año en el que tuvo lugar la tregua de los 20 años, publicó su obra Mare Liberum donde defendió la libertad de viajar, navegar y comerciar, también apostó por la libertad de negociación y comercio con las Indias e intentó contrastar la política comercial y pesquera de Inglaterra.

Elena Fernández Rubio

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